domingo, 2 de diciembre de 2018

El socorro de un cuerpo


Tus labios, quizá resecos, quizá húmedos. Tus ojos, como dos perlas brillantes con la profunda pupila percibiendo toda la realidad que te envuelve y tu iris, esos colores valientes y vivaces envueltos en el blanco que ahora debe de ser escarlata. Tus manos, vibrantes, intranquilas, persiguiendo las lágrimas que te brotan de los ojos tratando de escapar del dolor que llevas dentro. Tus pómulos, deberían ser rosáceos en lugar de etéreos, deberían encontrarse elevados en lugar de cabizbajos, deberían estar representando ese precioso traje que te sienta genial: tu sonrisa. Tu rostro se está quejando. Tu ser entero se compadece de ti. “¿Qué haces?” “¿Qué me haces?” “¿Por qué me haces tanto daño?”
 “Míralos. Mira a tu alrededor, a ellos no les tratas así, a ellos no les apuñalas. ¿Por qué a mí sí?”
Tus uñas, tus yemas. Se encuentra heridas.
Tu cuello, los lóbulos de tus orejas, tu pelo. Un pelo largo, precioso, protector, un pelo que te da abrigo en el invierno frío.
“¿Por qué? ¿Por qué tanto dolor?”
Tus clavículas, tus pechos, tu vientre decorado con un ombligo, ombligo que te recuerda que tu vida es un regalo que te han dado unas personas que te quieren más que a ellos mismos.
“Quiéreme. Yo te quiero, yo te trato bien. Te ayudo a moverte, te ayudo a sentir el calor del sol a primera hora de la mañana”.
Tus caderas, tu pubis, tus piernas.
“Te llevamos donde quieres. Conoces el mundo gracias a nosotras. Por favor, quiérenos como nosotras te queremos”.
Tus pies.
Esos pies valerosos que te han hecho avanzar. Esos pies que te han sacado de tantos apuros y te han estado acompañando desde que eras pequeñita.
Tu cuerpo entero chirría cuando te haces daño. Tu cuerpo entero siente lo que tú sientes. Tu ser tambalea junto a ti.
Eres un precioso regalo del universo, tu cuerpo es un santuario y tú eres su sacerdotisa. Tu cuerpo es un sistema complejo que no podría funcionar si fuera distinto a cómo es. Tu mirada es única, como lo es tu tacto, tu perfume natural, tu temperatura, tú.
Eres un hermoso lirio que quiere ser rosa porque todo el mundo las compra. ¿Realmente dejarías tus preciosos colores para ser una flor llena de espinas capaz de herir? Y sobre todo, ¿dejarías de lado a esa persona tan especial que ha estado contigo siempre… que eres tú misma?

No hay comentarios:

Publicar un comentario