“¿Sabes eso que dices… Sé que tengo defectos y cualidades…
pero creo que tengo más defectos que cualidades o simplemente que precisamente
de lo que carezco es lo más útil y lo que tengo pues… ahí está?”
Hace nada y menos le comentaba esto a mi mejor amigo y él me
respondió algo que quiero compartirlo con vosotras.
“No existen los defectos y cualidades, Cristina, solo las
características. Todas las características son iguales, sencillamente le cambiamos
la valencia y lo más interesante es que las características no tienen valencia
en sí. Siempre se ha dicho que el altruismo es bueno y el egoísmo malo, pero
entonces, ¿por qué a una persona altruista se le dice que ha de ser más
egoísta? La respuesta es fácil. Todo atributo tiene simultáneamente las dos
valencias. Hay cosas buenas o malas dependiendo del contexto. Y ahora viene lo
más importante de la reflexión: las personas con baja autoestima aprecian las
características en el peor contexto. Nuestros esquemas mentales se basan en no
ser “buenos” o “suficientemente buenos” y para mantener ese esquema lo
alimentamos. Ser infantil y ser inocentes son una misma cosa, ser raro y
original también, ser reservado y “autista” a su vez también lo son,
un día y una noche forman parte de un día, tú decides cómo mirarlo.”
Y tiene razón.
En este mundo, (como en la saga de divergente), hay muchas
“facciones” o simplemente minimundos.
Existen 7 tipos de inteligencia hasta ahora descritas:
-La inteligencia musical (reconocer notas…)
-La inteligencia naturalista (creo que se llama así y sino,
bautizado) (amar la naturaleza)
-La inteligencia emocional (con sus dos corrientes
intrapersonal [tus emociones] e interpersonal [las emociones de los demás])
-La inteligencia lógico-matemática (razonamiento lógico)
-La inteligencia corporal-cinestésica (movimiento, deporte…)
-La inteligencia espacial (artistas, arquitectos…)
-La inteligencia lingüística (escritores)
¡¡Qué aburrido sería el mundo si todas estas personas que
hacen de él algo complejo y completo no estuvieran!!
Y qué aburrido sería el mundo si todas esas personas,
personitas como vosotras, personitas como vuestros seres queridos, personitas
como los desconocidos que os cruzáis cada día en el metro o bus y personitas
como yo, no existieran para darle a esta realidad su tonalidad especial, su
característica, su esencia y esa existencia que sólo ellos tienen.
Qué aburrido sería este engranaje imperfecto sin vosotras
como parte de la maquinaria que lo mueven. Sois piezas esenciales para otros
engranajes. Si no estuvieran, las agujas no se moverían ni un milímetro.
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