Era la hora del recreo. Jaren en ocasiones jugaba al fútbol con sus compañeros, pero no era muy fan del deporte en general. Tampoco ayudaban los insultos y gritos que se lanzaban cuando uno fallaba un gol o le robaban el balón. Ese viernes, Jaren prefirió estar con sus nuevas amigas. Buscó a Denisa por todas partes e incluso preguntó a Tania, que estaba con otro grupito, si la había visto. La chica le respondió que Denisa había salido corriendo al baño al acabar la clase para gestionar temas menstruales. Jaren la buscó cerca del baño. No estaba ahí, así que siguió con la búsqueda. En un rincón apartado, vio una chica con el pelo largo y supuso que podía ser ella. Cuadraba totalmente con su personalidad y si estaba en su periodo, igual le apetecía estar sola. Recordando que Pandora lo había llamado "parado", en lugar de suponer que él la molestaría con su presencia, decidió que se lo preguntaría directamente pasando a la acción. Al llegar se encontró con que, efectivamente, era Denisa aquella chica, y que, para sorpresa de él, estaba llorando. Jaren se sentó a su lado sin decir nada. El chico encogió las piernas hacia sí, y las recogió con los brazos por las rodillas.
-¿Te molesta que me quede contigo?- preguntó. Ella sacudió la cabeza.
-Siento que me veas así- dijo ella.
-¡Que va, mujer! Si te sientes triste, es lo mejor que puedes hacer. ¿Te ha pasado algo?- una parte de él dudaba sobre si estaba haciendo bien.
-Esta mañana he tenido movidas con mi madre... en realidad es una tontería, casi ni me acuerdo por qué hemos empezado, supongo que porque me ha dicho que ordene mi habitación, entonces yo le he gritado y ella me ha gritado más y nos hemos dicho cosas feas y... bueno, ya te puedes imaginar. En clase he intentado concentrarme pero no paro de darle vueltas. Me siento fatal- Denisa forzó una sonrisa.
-Lo primero de todo, no me parece que sea una tontería. A nadie le gusta discutir con su madre y es normal que eso te ponga mal. Y cuando uno está enfadado... pues es normal que diga cosas que en realidad no piensa. Seguro que ha sido sólo el calentón del momento pero en realidad os queréis- Jaren intentó pensar en lo que ha oído decir a Soraya sobre la validación emocional y el sentirse escuchado.
-No sé... Ese es el problema que no sé si es sólo el calentón del momento y...- Denisa lloró con más fuerza- creo que soy una mala hija.
-Eh- Jaren le puso la mano en la espalda- eh, no, no, no... ehm... Todos hacemos lo mejor que podemos. Seguro que lo estás intentando y...- Jaren estaba intentando animarla pero Denisa no aflojaba el llanto.
Al chico de repente se le ocurrió algo que había oído en terapia.
-Mereces amor- afirmó él.
Denisa lo miró con los ojos muy abiertos y sorprendida.
-¿Qué?- respondió ella.
Jaren se ruborizó. "No sé qué estoy diciendo... ¿qué más le digo?"
-Pues, o sea, no quiero decir amor en plan romántico, no es eso, pero... pero creo que todas las personas merecemos amor. En plan sentirnos queridas, quiero decir. Yo creo que mereces sentirte querida-. El chico soltó ese discurso de golpe y casi sin pensarlo. Se sentía nervioso porque no tenía claro dónde quería llegar. Quería tranquilizarla y era lo que se le había ocurrido. Denisa lo miraba a los ojos fijamente, a penas parpadeaba y su expresión había aflojado. Jaren correspondió a su mirada. Su mente quedó en blanco. Él se perdió en las pupilas de ella y a ella parecía pasarle lo mismo. Inesperadamente, sonó la alarma que indicaba el fin del recreo y Jaren sacudió la cabeza. El chico se despidió de ella e hizó el ademán de levantarse. Denisa lo cogió del brazo repentinamente.
-Gracias. De verdad- le dijo -¿Te apetecería que te invitase a algo para compensarte?- dijo ella más serena. Algo pasó dentro de Jaren cuando ella lo cogió del brazo, un escalofrío simpático, un cosquilleo en el estómago.
-No tienes que compensarme nada... ¡No he hecho nada! Pero sí, yo también tengo ganas de quedar- se atrevió a responder.
-Genial, pues te escribiré, vámonos a clase-.
Juntos se dirigieron a clase, al principio estaban algo cortados, pero poco a poco, fueron conversando sobre temas más banales.