martes, 9 de septiembre de 2025

Como papá

-¿Qué chaval?¿Cómo estás?- el tío de Jaren había decidido adoptar un rol parecido al de padrastro desde que su padre falleció. Cada poco tiempo se lo llevaba al cine o a la playa cuando su madre tenía recados que atender. Ese sábado habían escogido ver una película de acción. Aunque era rutinario ver acción o ciencia ficción. 

-Bien, bien, me va bastante bien todo. No me quejo- las conversaciones entre ellos dos no eran demasiado profundas, pero estaban presentes el uno para el otro en ese intercambio banal.

-¿Las notas bien? Tienes que estudiar, eh. Que no te pase como a tu padre y a mí y te quedes en “currito”. Que tú cabeza da para más-. 

-Sí, sí, voy aprobando todo, tito. Mamá ya me da bastante la turra con eso-. Jaren se quedó removido; su tío no solía hablar de su padre.

-¡Ja, ja! Ya me lo imagino. Con lo doña sargento que es tu madre… siempre dando órdenes. Pero ella cuando manda lo hace con razón-.

-Sí, sí, ja ja ja. Cualquiera la contradice- respondió el chico.

-¿Y ya tienes novieta?- la pregunta pilló a Jaren con la guardia baja. 

-¿Qué? No, aún no…- “novieta”, repitió para sí. Le entraron las inseguridades. No se había ni planteado que pudiese gustarle a una chica… ni a un chico. No se había planteado nada de forma seria. 

-Pero alguna muchacha habrá que te guste, ¿no?- 

Jaren pensó en la fiesta y se ruborizó al pensar en cómo había mirado el pecho de su amiga.

-Oye, el tráiler de la peli, ¿tú lo has visto? Yo no he tenido tiempo-. 

-¡Mira como cambia de tema el listillo! Bueno ya sabes, cuando necesites condones me los pides y ya. No te pediré explicaciones ni nada. Tú confía en tu tío que nunca te ha fallado-. En eso llevaba razón. Su tío nunca le había pedido grandes explicaciones con respecto a nada y le había defendido más de una vez de los castigos de “doña sargento”. Pero en ese momento, más que pensar en amoríos, Jaren tenía otra cosa en mente…

-Tito, antes me has dicho que no acabe siendo un currito como papá y tú, ¿a ti te hubiera gustado hacer otra cosa? -calló un segundo- y… ¿a mi padre?- Jaren tornó su expresión seria. 

-Yo no, no me veo haciendo otra cosa. Pero la vida de camionero es difícil, chaval. Ya sabes, te pasas el día fuera de casa y tu padre… creo que quería ser abogado o arquitecto o algo así-. Jaren rió y su tío lo miró divertido. -¿qué pasa?

-Pues que parece que no tienes muy claro qué quería estudiar él- 

-Qué va, chaval. Al final la vida lo acabó llevando a la obra y ya está. Uno vive del dinero que gana, no de estar en las nubes. Pero tú estudia, eh. No me seas tonto-. 

Jaren asintió y volvió la conversación hacia el mundo cinematográfico. 

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